Los dientes blancos no siempre han sido sinónimo de belleza. Aunque nos parezca extraño, hay culturas en las que existe la tradición de ennegrecer la dentadura por motivos estéticos, de salud o como símbolo de estatus y poder. En Japón esta costumbre recibió el nombre de Ohaguro, práctica a través de la cual hombres y mujeres oscurecían su boca con tintes hechos a base de virutas de hierro, vinagre y té.
Con el tiempo, el tratamiento se popularizó en otras zonas del sudeste asiático como Filipinas, Vietnam, India o China. Durante siglos esta práctica marcó la distancia entre las clases altas y bajas y sirvió para embellecer las sonrisas de quienes la empleaban. Hoy en día, sigue habiendo pueblos en los que sus habitantes oscurecen su dientes a base de nuez de betel, coco o aceites. Es el caso de los Dyaks, Dusuns (ambos en Borneo) y algunos grupos de Papua Nueva Guinea.
Cuánto más negro más bello
A lo largo de los siglos los cánones de belleza han evolucionado de tal modo que lo que hoy en día se considera hermoso hace unos años era sinónimo de fealdad. O viceversa. Algo así sucede con la odontología estética y los tratamientos cosméticos para embellecer la sonrisa. El ohaguro es un buen ejemplo de ello.
¿Dónde nació el ohaguro?
En Japón durante el período Heian (etapa que abarca del año 794 al 1185). La tradición la iniciaron los hombres y las mujeres pertenecientes a la aristocracia pero con el paso de los años se fue extendiendo a otras clases sociales. Fue muy popular entre los nobles de la corte, los comandantes y también entre los samurais.
A finales del siglo XIX el gobierno prohibió su práctica entre los hombres y poco a poco el tratamiento quedó obsoleto. Los historiadores marcan su fin en 1873 cuando la emperatriz Shoken decidió aparecer en público con sus dientes blancos. En la actualidad todavía existen pueblos del sudeste asiático que tiñen sus sonrisas a base de nuez de betel, sulfuro de cobre y aceites.
¿Cuál es su significado?
Las razones de su origen no están claras. Algunos antropólogos e historiadores creen que la salud bucal tuvo mucho que ver con su aparición, ya que los productos usados ayudaban a prevenir el deterioro de los dientes.
Lo que sí parece obvio es su uso como símbolo de belleza y también de estatus social. Entre los japoneses los objetos con un color negro profundo eran considerados como algo muy hermoso. Las mujeres teñían sus dientes para expresar su paso a la edad adulta. Cuanto más oscuros eran más bonitos se consideraban.
En el caso de los hombres esta práctica era sinónimo de lealtad, especialmente entre los samurais. Los guerreros nipones oscurecían sus dientes para reflejar su decisión de no servir a otro señor durante el resto de su vida.
¿Qué productos se usaban para esta práctica?
El principal ingrediente del tinte que se usaba en Japón era el acetato de hierro. La solución contenía limaduras de hierro mezcladas con vinagre. Para mantener el tono, los hombres y mujeres se aplicaban este tratamiento practicamente todos los días. Los actores de kabuki usaban una mezcla de resina de pino y azúcar moreno.
En otras zonas, como en Vietnam o Papua Nueva Guinea el ennegrecimiento de los dientes se consigue mezclando la hoja de betel con otros ingredientes. Ya sea masticando o mediante la aplicación de una pasta, las personas que acuden a este ‘tratamiento de belleza’ consiguen que su boca sea cada vez más negra.
¿Qué opinas de esta tendencia estética? Si tuvieras que elegir entre la blancorexia y el ohaguro, ¿con cuál te quedarías?
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