Como profesionales de la salud bucal, siempre recomendamos a nuestros pacientes que se cepillen los dientes después de cada comida, sin embargo, sabemos que con el ritmo de vida actual no es nada fácil conseguirlo. En consecuencia, nuestro objetivo debe ser hacerlo al menos dos veces al día, coincidiendo con el comienzo y final de la jornada siendo de muchísima importancia esta última. ¿Quieres saber porqué?
Sigue leyendo…
¿Porqué solemos olvidarnos del cepillado de dientes nocturno?
A ver si te suena esta historia…
«…Ya no recuerdas el número de horas que llevas despierto, para ahorrar tiempo has comido lo primero que te ha caído en las manos y la reunión de última hora de la tarde te ha dejado exhausto.
Con este panorama, que por desgracia suele repetirse muchos días de la semana, no ves la hora de llegar a tu casa, ponerte cómodo y entregarte a una buena cena seguida de una sesión de «sofing (dícese del término utilizado al ocupar impulsivamente sofás con motivos aparentes o cuando no hay nada más que hacer. También denominado deporte nacional)…»
Una vez cumplido tu sueño ¿qué es lo más probable que ocurra?
Pues que Morfeo te pille rendido en tu preciado sofá y ahí te quedes con suerte unas horas o en el peor de los casos hasta el día siguiente.
¿Consecuencia?
Nuestra salud bucodental se deteriora
Quizás puedas pensar que este es un ejemplo exagerado, pero estamos seguros que muchos lo habéis experimentado alguna vez, nosotros los primeros.
¿Porqué el cepillado nocturno es el más importante del día?
Porque durante las horas de sueño se reduce la producción de saliva, que como ya hemos explicado en otras ocasiones, ejerce de protectora de nuestra salud bucal, por lo que si hemos ingerido comida y no nos hemos cepillado los dientes, estaremos más desprotegidos frente al ataque de bacterias procedentes de los residuos que quedan en la boca.
Cuando nos cepillamos los dientes de noche, estamos eliminando los restos de comida y bebida que se han ido acumulando a lo largo del día, sobretodo en esas ocasiones que picamos entre horas y no nos lavamos los dientes después, o nos tomamos varios cafés con el daño que produce en el esmalte.
Estas bacterias no solo atacan al esmalte de los dientes, también lo hacen con las encías pudiendo producir inflamación o sangrado.
Si este hábito de falta de higiene se repite de forma cotidiana, la gingivitis o peor aún la periodontitis podrán ser la primera o segunda fase de esta enfermedad.
En este caso, nuestro consejo es que acudas al especialista de inmediato ya que la gingivitis se puede curar pero una vez llegado al punto de periodontitis lo único que podemos hacer es frenar su evolución.
¿Estás atento a las señales?
Por los mismos motivos relatados anteriormente, es decir, el estrés, el ritmo vertiginoso al va nuestra sociedad, etc, nos llegan algunos pacientes relatando sentir síntomas desde hace meses sin hacerles demasiado caso, tales como: molestias en las muelas o dientes, mayor sensibilidad dental, dolor de encías, etc.
Hagamos una prueba…
En medio de uno de estos días caóticos, reserva unos segundos para pasarte la lengua entre los dientes en la zona cercana a las encías. Seguramente encontrarás alguna partícula que se te ha quedado pegada difícil de identificar y eliminar.
¿Qué será? Pues lo más probable es que se trate de sarro, esa sustancia dura y amarilla que a veces detectas en tu espacio interdental.
RECUERDA:
- Cepillarte los dientes al menos dos veces al día (una de ellas de noche)
- Aunque te cueste Dios y ayuda, no te metas en la cama sin tu ritual de higiene bucal
- A mayores utiliza un colutorio dos veces por semana que refuerce esta higiene
- Incorpora el uso del hilo dental en el proceso de limpieza
¿Te ha quedado alguna duda?
Mándanos un comentario
Mejor explicado imposible, fácil entendimiento y muy natural lo
comentado, gracias po la información webmaster